jueves, 15 de abril de 2010

MONTE DE LOS OLIVOS Y HUERTO DE GETSEMANI


El monte de los Olivos, ubicado en el valle de Kidrón, al este de Jerusalén, era el sitio donde Jesús, según la tradición se hospedaba en Jerusalén. Toma su nombre de los olivos que pueblan sus laderas y es considerado uno de los lugares más sagrados de Tierra Santa. Allí están ubicadas las iglesias de Getsemaní, Pater Noster y Dominus Flevit. A los pies se encuentran los Jardines de Getsemaní, en los cuales Jesús realizaba frecuentemente sus oraciones, e incluso se encontraba allí el día que fue arrestado. Después de la Última Cena, Jesús se dirigió al huerto, donde acostumbraba reunirse con sus discípulos a orar. Los Evangelios describen la tristeza agónica que lo asaltó en ese momento, y la actitud del Nazareno: rezar fervientemente. "Oren constantemente para no caer en la tentación, porque el Espíritu está dispuesto, pero la carne es débil", pero los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos. Momentos más tarde se levantó y anunció a los Apóstoles que se acercaban los soldados que lo iban a detener, guiados por Judas Iscariote, quien había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.
En el Libro de Zacarías, el monte de los Olivos aparece identificado como el lugar desde el que Dios comenzará a redimir a los muertos al final de los tiempos. Por esta razón, los judíos siempre han intentado ser enterrados en la montaña, y desde los tiempos bíblicos hasta hoy el monte se ha usado como cementerio para los judíos de Jerusalén. Hay aproximadamente 150.000 tumbas en el monte, incluyendo las de muchas figuras famosas.
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio según San Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: "Tú lo has dicho". El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. En el Evangelio según San Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces como Jesús le había profetizado.
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.

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