miércoles, 21 de abril de 2010

SANTO SEPULCRO


El centro más sagrado del Cristianismo es el Santo Sepulcro llamado también Gólgota (en arameo, Golgotha, 'calavera') es el sitio donde se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Cristo. El lugar está ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la cual a su vez se ubica en la línea de confluencia entre la Jerusalén oriental (Árabe) y occidental (Judía). A la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, también se la conoce como la Basílica de la Resurrección o de la Anástasis (en griego, 'Resurrección'). Esta basílica ha sido un importante centro de peregrinación desde el siglo IV.
El área del Santo Sepulcro comprende tres partes fundamentales: a) La piedra de la unción; b) Gólgota o Calvario, lugar exacto de la Crucifixión de Jesucristo; el Santo Sepulcro. También alberga diversas capillas e iglesias, entre las cuales se destaca la Basílica de Santa Elena, Coro de los Griegos y la Iglesia de los franciscanos, custodios de Tierra Santa. El lugar hace referencia histórica a la sepultura de Jesús en una época comprendida entre el año 30 y 33.
El significado religioso dado al Santo Sepulcro dentro del cristianismo es bastante intenso, pues se trata de la primera iglesia y centro de culto de toda la cristiandad. Más que conmemorar un sepulcro, el sitio adquiere su enorme significado cristiano por el hecho de la resurrección tal como es argumentada por las diferentes iglesias cristianas y sus libros sagrados, en especial los Evangelios. Por esta razón, el sitio concreto de la sepultura, una capilla en medio de la llamada «Rotonda» al frente del Coro de los Griegos, es conocida también como la anástasis (en griego 'resurrección').
Según los evangelios, antes de la muerte de Jesús el sitio era una tumba ya habilitada como tal, pero no utilizada todavía, propiedad de un rico judío seguidor de Cristo llamado José de Arimatea. Se trataría de un hueco horadado en la roca, que podía taparse con una gran piedra reservada al efecto para que rodara o se deslizara hasta la puerta del nicho.
Constantino el Grande fue el primer emperador romano que adoptó el cristianismo; convirtiéndolo en la religión oficial del Imperio Romano. Constantino comenzó su carrera de gobernante en la región occidental del imperio romano (306) después de derrotar a sus tres co-regentes y emergió en el año 324 como empe-rador único, manteniendo el poder indiscutido hasta su muerte en el año 337. Hizo de Bizancio su capital, la reconstruyó y le cambió el nombre por Constantinopla.
En el año 326, envuelto en una controversia cristiana y eclesiástica, llamó a una reunión de obispos de todo el imperio, incluyendo a Macario, obispo de Aelia Capitolina, como se llamaba aún a Jerusalén. La madre del emperador, la reina Helena, que se había convertido al cristianismo, quedó muy impresionada con el relato del obispo acerca del lamentable abandono en que se encontraban los lugares consagrados por la vida y muerte de Jesús y, con la bendición, autoridad y fondos de su hijo, partió a visitar la Tierra Santa.
En Jerusalén identificó el lugar de la crucifixión (la roca que se supone que es el Gólgota) y la tumba en su cercanía conocida como Anastasis (resurrección en griego). El emperador decidió construir un santuario apropiado en el lugar -la magnífica Iglesia del Santo Sepulcro-, descrita en detalle por Eusebio, un historiador y biógrafo de la época.
El estudio y las excavaciones fueron llevados a cabo por V. Corbo, Ch. Coüasnon, M. Broshi y otros, en nombre de las comunidades cristianas que controlan la mayor parte del Santo Sepulcro: la católica romana, la ortodoxa griega y la ortodoxa armenia.
La iglesia fue destruida por los persas en el año 614 y poco tiempo después fue reconstruida parcialmente; en el año 1010 fue destruida por el Califa Hakim de Egipto y reconstruida en 1048 por el emperador bizantino Constantino Monómaco; en 1144 los cruzados reconstruyeron toda la iglesia, la colocaron bajo un solo techo e hicieron muchas alteraciones y adiciones. Durante los siglos siguientes la iglesia no fue reparada.
En la década del 60, como parte de la restauración propuesta de la Iglesia del Santo Sepulcro, se llevó a cabo un comprehensivo estudio, incluyendo excavaciones debajo de los cimientos de la iglesia actual, que en gran medida sigue el plan de la iglesia cruzada.
En base a las fuentes escritas, evidencias arquitectónicas y descubrimientos realizados durante el estudio, fue reconstruido el plano del gran complejo de la iglesia original. Estaba compuestos por cuatro elementos diferentes: La entrada desde la calle principal -el Cardo- (hoy en día la principal calle del mercado de la Ciudad Vieja), que conducía al patio (el atrio oriental); de allí a la basílica (el martyrion); a un atrio interior (el Santo Jardín); y al edificio más occidental, la rotonda (el anastasis) con el sepulcro.
El patio actual, fuera de la actual Iglesia del Santo Sepulcro, está sostenido parcialmente por una gran cisterna abovedada. El muro septentrional de esta cisterna es muy impresionante, formado por grandes bloques con bordes decorados, que aún se elevan a varios metros de altura. Se ha sugerido que este antiguo muro sirvió de muro de contención de la plataforma elevada (podio) que Adriano construyó en el siglo II. Esto parecería apoyar la afirmación de Eusebio acerca de que el Templo de Venus, que Adriano construyó en el sitio de la tumba de Jesús, se encontraba aquí antes de ser construida la iglesia original.
La basílica: durante las excavaciones quedó expuesta debajo del catholicon una antigua mampostería del período cruzado. Esto posibilitó la reconstrucción del diseño original de la basílica del siglo IV. La posición de las dos hileras centrales de columnas en la basílica (de las cuatro hileras) puede ser determinada por los restos de sus cimientos, que pueden ser vistos a lo largo de los lados norte y sur de la capilla de Santa Helena. En un pequeño espacio subterráneo al norte de esta capilla, fue excavado un sólido muro de los fundamentos de la antigua basílica. En una gran piedra pulida que fue incorporada en este muro, un peregrino a la iglesia original dejó un dibujo de un barco mercante y una inscripción en latín: "O Dios, iremos". Debajo del ábside del actual catholicon, se descubrió parte del ábside que marcaba el extremo occidental de la iglesia original. Eusebio describió este ábside rodeado por doce columnas que simbolizaban a los doce apóstoles.
La rotonda y el sepulcro: El elemento más importante de este complejo es la rotonda que contiene el sepulcro mismo. El sepulcro se encuentra sobre una elaborada estructura dentro de la rotonda, rodeado por columnas que sostienen un ornamentado techo en forma de cúpula. Algunos restos de mampostería fueron puestos a la luz debajo del piso y alrededor del perímetro de la rotonda. En cada lugar en que se excavó el lecho de la roca, había indicaciones de un trabajo de cantera en períodos antiguos. La operación de cantera hizo bajar el nivel del piso alrededor del sepulcro, por lo cual éste se encuentra por encima de su entorno. Un estudio arquitectónico del muro exterior de la rotonda - 35 mts de diámetro y algunas secciones conservadas a una altura de 10 m. -demuestra que éste mantiene su forma original, del siglo IV. El sepulcro en sí está rodeado por un ruedo de doce columnas - grupos de tres columnas entre cuatro pares de pilas cuadradas. Es posible que las columnas de la rotonda del siglo IV fueron removidas de su ubicación original en la fachada del templo romano. La renovación de las pilas indicó que las columnas eran originalmente mucho más altas, y que los cruzados las cortaron por la mitad para usarlas en la rotonda del siglo XII.
La renovación de la Iglesia del Santo Sepulcro está aún en proceso, pero después de generaciones de aban-dono, el edificio ha recobrado gran parte de su antigua solemnidad. El estudio y las excavaciones fueron llevados a cabo por V. Corbo, Ch. Coüasnon, M. Broshi y otros, en nombre de las comunidades cristianas que controlan la mayor parte del Santo Sepulcro: la católica romana, la ortodoxa griega y la ortodoxa armenia.

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