En los Hechos de los Apóstoles se encuentran abundantes pasajes relacionados con Cesarea. En ella vivía el centurión Cornelio «religioso y temeroso de Dios», y aquí se le apareció un ángel en una visión, diciéndole: «Despacha hombres a Jope y haz venir a un tal Simón, que se apellida Pedro». También en dicha ciudad tuvo lugar el encuentro de San Pedro y Cornelio que marca un hito importantísimo en el cristianismo, con la accesión de los gentiles a la fe. La Iglesia aún tenía hondas raíces judías y el hecho de que Pedro comía en compañía de los gentiles provoca las primeras dificultades internas del cristianismo. Pero, a partir de aquí, las rutas de la Iglesia quedan diáfanas y comenzarán a extenderse por todo el mundo. También la vida de S. Pablo está ligada en parte a Cesarea.
Bajo Alejandro Severo ganó el título de metropolis provinciae Syriae Palaestinae. El obispo San Panfilio dotó a la ciudad de la más rica biblioteca de Oriente después de Alejandría. Allí vivió el obispo Eusebio, padre de la historiografía eclesiástica y también Procopio, historiador de Justiniano. En el a. 639 cesó la larga dominación romana al ser conquistada por los árabes. Bajo la égida musulmana tuvo un periodo de prosperidad como centro internacional de comercio y de comunicaciones marítimas. Sin embargo, en el 1101, cuando fue conquistada por los cruzados, éstos la encontraron en estado miserable. Más tarde, conoció alternativamente la dominación musulmana y la cristiana. San Luis, rey de Francia, la fortificó, dotándola de las murallas que aún se conservan y comenzó la edificación de la catedral, pero pocos años después parte de la ciudad fue destruida comenzando así su decadencia final.
En los últimos años han trabajado varias misiones arqueológicas, dejando al descubierto las imponentes murallas de los cruzados y el teatro romano de la época herodiana. En un bloque de piedra ha aparecido una inscripción en la que se lee: «...Pontivs Pilatvs, Praejectvs Ivdaeae»; hasta ahora sólo se tenía constancia de la presencia y funciones de Poncio Pilato en tiempo de Cristo por las fuentes literarias; ahora existe ya constancia epigráfica. En un trozo de mármol gris se lee en hebreo el nombre de Nazaret; es la mención más antigua de esta ciudad en esa lengua.
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