La Plaza de San Pedro situada en la Ciudad del Vaticano, dentro de la ciudad y capital italiana de Roma, precede, a modo de gran sala períptera, a la Basílica de San Pedro, el magno templo de la cristiandad. Fue enteramente proyectada por Gian Lorenzo Bernini entre 1656 y 1657.
A la plaza se accede desde la Via della Conciliazione y muestra, al fondo, la magnífica fachada de la Basílica de San Pedro; esta vía comienza en el largo Giovanni XXIII, muy cerca del castillo de Sant'Angelo, junto al río Tíber, pasando al final por la plaza Pío XII.
La plaza es una gran explanada trapezoidal que se ensancha lateralmente mediante dos pasajes, con forma elíptica, de columnatas rematadas en una balaustrada sobre la que se asientan las figuras de ciento cuarenta santos de diversas épocas y lugares; en su interior se encuentran dos fuentes, una en cada foco de la elipse,y en medio de la plaza se erigió un monumental obelisco (de 25 metros de alto y 327 toneladas), un bloque pétreo sin inscripciones traído desde Egipto que estaba en el centro de un circo romano. En 1586 el Papa Sixto V decidió colocarlo frente a la Basílica de San Pedro en memoria del martirio de San Pedro en el Circo de Nerón. Se le conoce como el “testigo mudo”, pues junto a este se crucificó a Pedro. La esfera de bronce de la cúspide que, según la leyenda medieval, contenía los restos de Julio César, fue reemplazada por una reliquia de la cruz de Cristo. Los dos pasajes de columnas (284 de 16 metros cada una) se abren a cada lado simbolizando el abrazo de acogida de la Iglesia al visitante que parece invitan a entrar.
La Platea Sancti Petri de antes de Bernini
Al inicio del siglo XVI, la plaza era rectangular y tenía un desnivel de alrededor de diez metros entre el llamado Borgo Nuovo y el pie de la escalinata que conducía a la basílica.
La Via Recta o Via Alessandrina
Alejandro VI para el jubileo del año 1500 hizo abrir la primera vía rectilínea de Roma, entre el Puente Sant'Angelo y el portón del Palacio Vaticano, atravesando la platea con una franja empedrada, inclinada cerca de seis grados con respecto al eje de la basílica antigua. Borgo Nuovo genera ante el portal de ingreso a los palacios una prospectiva de alrededor de 800 metros: se trata de la confirmación de que Alejandro VI no quería que la basílica de San Pedro tuviera ningún rol prioritario en relación con la ciudadela pontificia; en cambio prefería como punto de referencia el palacio, la curia, la residencia del Papa. La Via Recta o Via Alessandrina o Via Borgo Nuovo es la primera calle rectilínea centrada en el portón de un palacio. La intención nace en el ámbito de un programa que no es arquitectónico: no se preveía reconstruir San Pedro ni los palacios vaticanos según un diseño único. Cuando todo fue demolido y reconstruido en relación con la Basílica, esta calle no fue eliminada. El portón será el Portone di Bronzo al que sigue un corredor que lleva a la Scala Regia y de ahí a la sala del mismo nombre que sirve de entrada a la Capilla Sixtina o al departamento del Santo Padre.
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